Sociópata, macarra, chulo, engreído, falso, traicionero y ahora se descubre, que también mafioso, el capo de la mafia que gobierna España.
Este “engendro” fue elegido por la llamada “militancia” del sanchismo, que no del PSOE, esa misma militancia que ahora se abochorna de sus desmanes mafiosos, de ese engendro que ha creado y sostenido y le sigue sosteniendo, por lo que es cómplice y encubridor de todos sus desmanes y al grito de “sálvese quien pueda” parece estar a la espera de su hundimiento total.
Es de emergencia nacional que Sánchez deje de ser Presidente de Gobierno, pero sus socios filoetarras, nacionalistas vascos, independentistas y de la extrema izquierda, que no tienen donde ir, se cobijan a su sombra y solo van al parlamento a cobrar el precio por mantenerle escondido en el poder dictatorial, aunque no gobierne, eso es lo de menos, lo importante es enriquecerse de los españoles utilizando la debilidad y la obsesión patológica por el poder de Sánchez.
Son las secuelas de un complejo de inferioridad: parece contradictorio, pero no lo es.
Una dictadura con el marco de una democracia de la mano de su mafia.
Y el problema , además de Pedro Sánchez, es el sistema. Carece de escrúpulos y conoce la apatía, la dejadez, el conformismo, el “pan y circo” de la derecha ciudadana y la desmemoria de esa derecha ciudadana y se le perdona todo.
Toda su estrategia mafiosa queda en el olvido y esa derecha ciudadana vuelve a la playa, a las gambas y al grito “otra de tortilla”: Sánchez lo tiene muy fácil.
El verdadero sabotaje es Sánchez, pero esa ciudadanía de derechas continúa pensando que “mientras no le afecte a ella…”.
Pero Sánchez no lo vio venir. El bombardeo de Whatsapps está provocando daños enormes en Moncloa, desprovista de defensas, ¿hasta cuándo?
No hay problema, Puigdemont, Rufián, Otegui y la extrema izquierda son sus compinches, encubridores, cómplices en su hacer mafioso y en un país normal habrían caído hace mucho, pero España, no es un país normal, protegido por Úrsula von Der Layen que protege a su “querido Pedro”.
La derecha ciudadana “pelea” contra un rebaño de izquierdas que “traga con todo” y a esa izquierda subvencionada por todos los españoles y bien colocada, tiene la derecha ciudadana.
El momento es de emergencia nacional y toca ya que esa derecha ciudadana se movilice y grite ¡hasta aquí!
Tomás Gómez, disidente del sanchismo, ha visto a Sánchez coger una urna y meterla detrás de un biombo para cambiar el resultado de una votación.
¿Qué más hace falta, qué más tiene que pasar en España para que Sánchez se vaya? Que descuarticen a los niños, cadáveres en las cunetas.
Es imprescindible que esa mayoría de derechas despierte de la atonía e indiferencia que la caracteriza.
Algún día esos españoles despertarán de su atonía de sus “anestesia” y serán conscientes de que “a ellos también les afectan” las fechorías, las trampas, la mafia de Sánchez.
La reputación de España en Europa se agrieta por Sánchez : Es ya mucha chulería, mucha presión de los independentistas reproducida sobre Europa, las dudas en la OTAN y su permanente discrecionalidad como dictador.
“Es difícil que quien controla las redes no tenga responsabilidad alguna en el apagón” (Lucía Méndez –Madrid).
Es difícil que la omisión del deber de ordenar la intervención del Ejército en las inundaciones de Valencia no tenga responsabilidad alguna.
Sánchez no intervino porque quería ver caer incendiada la Comunidad Valenciana por cuestión de votos:
Es así el personaje, así piensa y así actúa. Es todo cuestión de votos : Gobernar es lo de menos.
¿Qué tiene que ocurrir para que Sánchez se vaya y vuelva la cordura, la democracia, la libertad?
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