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Aberración jurídica

“Los intereses creados” forman parte de la sociedad, y así lo adelantó Jacinto Benavente en su obra del mismo nombre.

Por “intereses creados” muchas veces se pierde la dignidad y la honra cuando se tienen, claro, pero el montaje teatral de Jacinto Benavente fue  solo una denuncia social de uno de los grandes males que sacuden al individuo.

El mal llamado tribunal constitucional, mal conocido como  “tribunal de garantías” ha elevado la indignidad, el desprecio,  la ofensa, la ofrenda a España, a los españoles, al infinito.

Su aval a la amnistía a los independentistas deja fuera del sistema judicial europeo al Sistema Jurisdiccional español por dictar una sentencia contra la Constitución española y en contra de los principios de la Unión Europea. España vuelve a estar sola. En la OTAN, también y todo por la obsesión de poder de un narcisista, de un aventurero de la política, de un psicópata.

Los “intereses creados”, o lo llamado por Sánchez, “hacer de la necesidad virtud” para justificar otro de sus desmanes, es la tergiversación y retorcimiento de la Ley de Leyes que hacen Pumpido y sus secuaces para avalar una ley con el único objetivo de  mantener a Sánchez en el poder, en contra de los principios que conforman la Constitución Española.

El exabrupto de afirmar que “lo que no está previsto en la Constitución está permitido, es equivalente a afirmar que la exclavitud estaría permitida.

En manos de los autores de estos dislates están las resoluciones judiciales de los jueces españoles, de los españoles.

La única finalidad de esta aberración jurídica ha sido y sigue siéndolo el apoyo a la llegada al poder de Sánchez. Los propios independentistas, autores ellos mismos de su autoamnistía, manifiestan que volverán a dar un golpe de estado y que con esta amnistía no se termina nada: ¿Hasta dónde quiere seguir mintiendo este nefasto personaje que gobierna España?

La situación en Cataluña sigue siendo la misma: El gobierno catalán sigue siendo igual de independentista.

Pumpido y sus secuaces han cumplido fielmente las órdenes de su amo. Los votos particulares de los magistrados disconformes lo han hecho constar.

La arbitrariedad, la corrupción, que implican la sentencia, rayan en la prevaricación. 

Con esta sentencia termina el ponderado diálogo entre tribunales, se acabó el cometido del llamado “tribunal de garantías”, de velar por el respeto a los principios del Ordenamiento Jurídico español y a la primacía del Derecho Comunitario Europeo, si es que alguna vez empezó con Pumpido y sus secuaces.

Han retorcido la Constitución para facilitar el poder a Sánchez.

La amnistía es una de las partes del  precio de la compra del poder  por Sánchez. Es un atraco a la convivencia, la igualdad y a la unidad de los españoles. 

Se trata de un golpe letal al Estado de Derecho, al principio de Separación de Poderes, una herida al sistema democrático español.

No existe tal “reconciliación nacional”, solo hay una compra de votos. Una arbitrariedad como pago al independentismo por poder.

La amnistía supone una intromisión en la reserva de jurisdicción: Si la Constitución prohíbe que la Ley pueda autorizar indultos generales, menos puede dictar una amnistía. 

España está en estado catastrófico.

¿Hasta dónde quieren llegar Pumpido y sus secuaces?

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