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La ley del ¿menor?

A algún “sabio” se le ocurrió y se “inventó “ la Ley del menor, a algún pretendiente a “santo”, por mucho doctorado que tuviera  y muy forense que fuese, se le ocurrió que a los menores se les podía rehabilitar, en su totalidad y empezó a hablar, y lo sigue haciendo, de “estadísticas”, pero que a la sociedad no le sirven porque la sociedad sigue sufriendo la lacra de una Ley del menor que hace estragos en esa sociedad.

La detención de un menor en un centro de acogida  Madrid por golpear y amenazar con un cuchillo a los cuidadores y amenazarle con la muerte (diario EL MUNDO), es un ejemplo más de la “visionaria” postura de ese “sabio”, y pretencioso “santo”, con la que siguió al pretendido “progresismo”, mal entendido y peor interpretado, que inunda la vida de la sociedad española.

El “mal“ nunca es aceptable y cada día es más discutible, si existe el menor penal  y a las pruebas se remite la sufridora sociedad.  

Y si se busca “el mal menor“, como medida contra ese “menor” el fracaso es estrepitoso.

Ese “mal menor“ es inadmisible socialmente, por muchas medallas que se haya querido poner ese inventor, ese redactor de la Ley del Menor.

No existe el “menor penal” y la sociedad ya está harta y angustiada de esos menores, que no lo son, que por su cuenta o utilizados, cometen todo tipo de delitos y amenazas porque conocen, muy bien, su inimputabilidad. 

La Ley del Menor, es normalizar el mal, lo mismo que estar sometidos a Bildu y chantajeados por los etarras, es normalizar el terrorismo.

Es descabellado pensar que el “pretendido menor” se puede rehabilitar en todos los casos, sin pena de  prisión. 

La prisión es una “fábrica y guardiana del delito”, por la falta de atención gubernamental a su funcionamiento y sus teóricos fines, y es que el gobierno está ocupado sólo en aguantar en el poder y no pone en práctica las medidas previstas para el pretendido fin de las prisiones, y los centros de acogida y rehabilitación del menor, están en las antípodas de la reinserción de ese menor, porque no es un “menor”.

Ese menor, cuando delinque, sabe muy bien lo que ha cometido y, en su caso, colabora con toda su voluntad a los mayores en la comisión de los delitos, sabiendo, también muy bien, lo que hace. Ese menor, es mayor.

Los gobiernos toman a la sociedad por tonta, pero no lo es, y esa sociedad sigue sufriendo los estragos de esa Ley que ampara a esos delincuentes “menores”.

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