Última actualización el enero 6, 2025
El Médico Darío Fernández, que no se sabe si Doctor, habla de la mal llamada “resucitación” de una presuntamente fallecida en un hospital en Mallorca, en el tanatorio municipal.
El equipo médico certificó su defunción, según Fernández, pero la mujer tenía pulso débil, pero pulso.
Antes de ser llevada a la cámara se la instaló en la SALA para ser velada y fue cuando los trabajadores se apercibieron de que la “fallecida” movía los dedos.
D. Darío Fernández, justifica el error (o negligencia) porque en casos de muerte “esperada”, muerte “cerebral”, “se pueden producir estos errores”.
Según Fernández, en estas situaciones se pueden dar al tener un pulso “en el mínimo” siendo muy difícil de detectar, ni con el fonendoscopio, afirmando que no se trata de “resucitación”, sino de “muerte aparente”.
No parece tan sencillo de explicar para el vulgo, según pretende Darío Fernández, un error “administrativo” o negligencia de esta envergadura, si no fuera por el previsible “automatismo” con el que, en ocasiones, pudieran practicar los médicos estas comprobaciones, lo cual implica una inseguridad excesivamente llamativa, al tratarse de vida o muerte.
No puede caer sencillamente en “error administrativo” la certificación de fallecimiento de una persona, cuando realmente no ha fallecido. Es muy dura la situación y no se puede despachar tan ligeramente. Podría constituir, en su caso, una negligencia.
La justificación de que “ni el fonendoscopio” lo detecta, al tratarse de una “muerte esperada” parece muy frívola al hablar de esta cuestión.
Es de recordar que el neurocirujano Eben Alexander recuperó conciencia después de siete días en coma. Mientras su cuerpo yacía en el hospital, el Profesor Alexander aseguró que “tras el paso de un túnel fue rescatado por una luz blanca en la que se escuchaba una música bella, con el reencuentro de series queridos, se entraba muy bien”, teniendo que regresar a su cuerpo mortal”.
Por su condición profesional, su mensaje tiene una dimensión especial y no es el único caso.
La muerte es un proceso y sus indicativos se siguen investigando, según la Medicina.
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