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Creacionismo y evolucionismo

El eterno debate creacionismo y evolucionismo ha evolucionado en la historia dependiendo del contexto histórico. 

Las simplificaciones entre los defensores de uno y otro movimiento se han tratado de evitar para no caer en actitudes partidistas.

Este debate se podría encuadrar en un contexto entre ciencia  y fe y este encuadre se podría insertar en otro más amplio, anterior a la ciencia y a la fe cristiana, que es el debate teísmo y ateísmo, que ya estaba muy presente en los autores helénicos.

Las innovaciones metodológicas han sido y son propias para que las disensiones entre los dos polos teísmo y ateísmo se tensen, como ocurrió en el nacimiento de la ciencia moderna.

Los siglos XVI y XVII asisten al alumbramiento de la ciencia experimental, lo que da lugar a un resurgimiento del debate.

La ciencia experimental y la racionalidad que nacía con ella, vislumbraban nuevas posibilidades de defender la fe contra la visión materialista del universo. Es destacable en este punto el apoyo del cardenal  Bérislle al joven Descartes para que desarrollase la reforma de la filosofía que la Iglesia necesitaba para hacer frente a los libertinos.

Por su parte, el nacimiento de la mecánica, como acceso a la realidad natural, contribuyó a revitalizar el debate teísmo- ateísmo desde las nuevas perspectivas. Los polos del debate pasaron a ser “ fe y ciencia”.

La mecánica gozaba en el siglo XIX de un prestigio incontestable y los intelectuales vieron el momento en el que la ciencia podría explicar la realidad material en base, únicamente a las causas naturales. Pero el argumento teleológico que le diera Willian  Paley (1.43-1505) fue el camino para la defensa racional de la fe.

“El origen de las especies “ de Charles Darwin y su teoría de la evolución, ha tenido gran influencia en el debate.

El darwinismo, como ocurriera con el mecanicismo, se ha constituido en el siglo XX en una auténtica cosmovisión del mundo. Pero creación y evolución no son nociones que impliquen pugna.

Entre los cristianos, hay partidarios de la no incompatibilidad entre ciencia y fe, por cuanto defienden la independencia entre ambas y lo mismo ocurre con los evolucionistas.

Entre los defensores del creacionismo hay hombres de ciencia y entre sus adversarios también hay religiosos.  

Para el biólogo darwinista y sacerdote anglicano Michael Reiss, la evolución es compatible con la fe.   

Pero, en cualquier caso, la teoría de la evolución no es capaz de explicar ni el origen  ni la diversidad de las especies.

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